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Arqueología, Diego Rivera, Frida Kahlo, México DF, Virgen de Guadalupe
La ciudad de México cuenta con muchos museos. Tengan en cuenta que los lunes suelen estar cerrados y que los domingos los mexicanos tienen entrada gratuita (también en los sitios arqueológicos) por lo que suele haber más gente.
Aclaraciones Argentino-Mexicanas:
Subte = Metro (recomiendo aprenderse las combinaciones más importantes)
Colectivo = Camión (Bus)
Yo dediqué un día completo a los museos. Me levanté y fui con el subte a Coyoacán (línea 3) para visitar el Museo de Frida Kahlo. Tuve que caminar bastante pero no me importó porque la zona es hermosa (son unas 15 cuadras: van por Av. México hasta Londres). La Casa Azul impacta. Traten de ir temprano porque enseguida se llena de gente y se forma cola. La entrada es cara, pero vale también para el Museo Anahuacalli así que está bien. Para sacar fotos en el interior de la casa (en los patios no importa) hay que pagar extra.
Yo realmente me emocioné con la historia de Frida. La conocía, pero estar ahí la hizo más real. Fue fuerte. Estar frente a su cama con el espejo para pintar porque no podía levantarse, o sus corsés, etc. No sé cómo soportó tanto dolor. Los jardines son hermosos.
Del museo de Frida hay un servicio de transporte que une con el Anahuacalli. No sé cuánto cuesta porque me enteré después. Creo que es la manera más práctica para ir. Pero también está la opción que utilicé yo. Caminé por Londres hasta la Av. División del Norte y ahí tomé un colectivo pequeño (denominado «pesera») que me dejó cerca del otro museo. La pesera (no «pecera») va todo derecho por la Avenida. Yo me bajé en la esquina de la calle Museo y seguí las indicaciones. La gente es muy amable y pueden orientarlos. Igual no me pareció complejo el camino.
El museo Anahuacalli de Diego Rivera me dejó con la boca abierta. Ahora sí admito que Diego Rivera era un genio. Él proyectó el museo en forma de teocalli para sus antigüedades. Se utilizó piedra volcánica del Xitle. La planta baja representa el inframundo (es oscura, con vidrios tipo ámbar); el primer piso es la vida terrenal, con más luz y color; finalmente el segundo piso es el mundo superior. Arriba de todo hay un mirador donde se alcanza a ver el volcán. Aclaro que no solamente hay piezas precolombinas, sino también murales de Rivera.
Desde el museo, y yendo hacia Av. División del Norte, tomé otra pesera en forma de combi a la Tasqueña, donde hay una estación de subte. Una vez en el metro uno puede moverse libremente. Yo fui a La Villa-Basílica (línea 6) para visitar por segunda vez la Basílica de Guadalupe. Fui a misa y recorrí el museo de la basílica.
Como católica, la primera vez que viajé a México me pareció importante conocer el santuario de la Virgen y le dediqué toda una mañana. Cuando hablamos de la Basílica de Guadalupe no hablamos tan sólo de una iglesia sino de un complejo con varios templos y jardines. Están, por ejemplo, la vieja Basílica y la Nueva donde puede verse la imagen original de la Virgen. Me encantó el lugar. Todo tiene un significado y una historia. Como en Luján, las calles aledañas a la Basílica contienen «merchandising» religioso.
En mi otro viaje, conocí otros tres museos. El primero al que fui es al grandioso Museo de Antropología, que no pude hacer completo ya que merece un día entero. Las exposiciones temporales son tan buenas como las permanentes (cuando lo visité había una del British Museum). Fui en subte al museo, estación Auditorio (línea 7), pero no era tan cerca como creía. Es una zona de parques, similar a Palermo. Hay que caminar por el Paseo de la Reforma hasta Grutas.
De lo que vi en el museo aprendí tanto que sentí que mi cerebro iba a explotar. ¡Y eso que sólo recorrí la planta baja! ¡Tantas culturas!!! Olmecas, toltecas, mayas, mexicas, teotihuacanos… En los jardines hay réplicas para sacarse fotos. Es espectacular. Lo mejor de lo mejor.
Pero yo no tenía tiempo. De ahí corrí al Castillo de Chapultepec, que está a unas diez cuadras. El castillo en sí es precioso, con una vista increíble y me resultó interesante la parte dedicada al emperador Maximiliano y su esposa. Sin embargo, el museo me decepcionó un poco (tal vez por compararlo con el anterior). Está dedicado a la historia colonial y reciente de México, y a mí me interesa más la historia precolombina.
Tampoco me quedé para lamentarme. Me despedí a las 15:30 y fui a mi último museo del día, para el cual tuve que realizar combinaciones de subte y, en la Tasqueña, subir al Tren Ligero hasta estación La Noria. Fue fácil de hacer pero me llevó tiempo. Lo malo es que yo quería conocer los perros Xoloitzcuintles y cuando llegué al Museo Dolores Olmedo (a las 17hs) ya estaban encerrados. El museo es hermoso y contiene obras de Frida Kahlo y Diego Rivera. ¡Son tan intensos! Me encantaron asimismo las docenas de pavos reales que se paseaban por los jardines.
Ese día, tanto en el 2012 como en enero de este año, no pude comer nada hasta la noche. Todo fue trajín de un lado a otro. Recién comí algo en la cena.