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Ya fui dos veces a México. La primera vez en enero del 2012, la segunda en enero de este año. La primera vez que fui todos me dijeron que estaba loca por ir sola, que era muy peligroso, etc, etc. La verdad es que, si bien fui muy cuidadosa y traté de no salir de noche, en ningún momento me sentí en peligro. Al menos, no más que en Buenos Aires.
Desde Buenos Aires los vuelos son muy caros, especialmente desde que agregaron el impuesto a viajes internacionales. Sin embargo, una vez allá las cosas no son muy costosas. La manera más barata de llegar a México es por un vuelo a México DF. Yo fui las dos veces con LAN, que tiene escalas más breves. No hay vuelos directos baratos, pero por LAN se consiguen con una sola escala en Santiago.
Las dos veces me hospedé en el mismo hotel en la ciudad de México: el Hotel Fleming. Tiene un buen precio y está muy bien ubicado: cerca de los subtes y de los colectivos, cerca del casco histórico, etc. Es muy cómodo. Las habitaciones son amplias y tienen dispenser de agua purificada (algo importante en México) y secador de pelo. Duchas de agua caliente, televisor con cable, wifi… Lo único que no incluye es el desayuno, pero posee un restaurant con precios accesibles y todo se puede pagar con tarjeta. Había encontrado hoteles más baratos, pero había quejas de ruidos y seguridad y no me animé. Una amiga se quedó ya dos veces en otro hotel (más caro), que incluye desayuno buffet: hotel del Principado y una compañera de trabajo estuvo en el Mexico City Hostel en el caso histórico. Los tres lugares son recomendables. Depende de los gustos y de lo que quieran gastar.
¿Cómo ir del aeropuerto al hotel? Bueno, primero pueden cambiar el dinero en el aeropuerto. Me habían dicho que el cambio no era bueno allí, pero se equivocaron. Es mucho mejor que en el centro de la ciudad (lo mismo me pasó en Mérida). Opten siempre por cambiar en el aeropuerto si están en México. No cometan el mismo error que yo. Hay muchos bancos y pueden comparar precio.
Tienen tres opciones para ir al centro: el subte/ metro (incómodo si van con muchas valijas, pero barato), el metrobús (línea 4) o el taxi. El metro recorre toda la ciudad y tiene conexiones entre líneas y terminales de buses. Del aeropuerto tienen la línea 5 (amarilla) que funciona desde las 5:00 hasta las 24hs. Como estaba sola, preferí la comodidad del taxi, empresa Yellow Cab. Con el tránsito, tardé 40 minutos en llegar al hotel.
Las dos veces llegué y me puse a dormir porque después de una noche insomne en el avión no sirvo para otra cosa. Tuve que tomarme un antialérgico porque realmente se siente la contaminación de la ciudad. La primera vez el olor me pareció insoportable. Me desperté después del mediodía y salí a recorrer la ciudad.
En ambos casos, mi primer paseo fue hacia el zócalo. Impactante. La primera vez entré a conocer el museo del Templo Mayor de los mexicas o aztecas. Recuerden que el Distrito Federal antes fue la destruida Tenochtitlán, capital del imperio mexica. Las excavaciones que descubrieron el templo mayor empezaron recién en 1978 y continúan aún hoy. Yo pagué el auxilio de un audioguía para aprender un poco. La verdad es que los mexicas eran más sangrientos de lo que yo creía. El templo estaba especialmente dedicado al dios de la guerra y al de la lluvia.
Esta vez no volví al museo. Quise conocer el claustro de sor Juana Inés de la Cruz: una decepción y una pérdida de tiempo. Ahora hay una universidad privada y sólo se pueden recorrer los patios. Después fui al Palacio Municipal con los maravillosos murales de Diego Rivera. Ahora entendí cómo Frida pudo haberse enamorado de él. Si Diego Rivera hubiera aparecido en aquel momento, creo que hubiera caído rendida a sus pies. Era feo, pero sus pinturas son superlativas. En el mismo museo había una exposición maya muy interesante. Era una exposición temporal pero pregunten. Tal vez haya algo especial cuando viajen. El Palacio es gratuito y tiene un sitio donde guardar los bolsos.
Esa noche cené en el restaurant del hotel.
Al otro día fui a Tula. Es importante que sepan que no es necesario pagar ningún tour en la ciudad de México. Hay buenos transportes y pueden organizarlo todo solos. Como decía, fui a Tula en bus. Para eso tomé el trolebús en la Av. Eje Central hasta la Terminal del Norte (El DF es tan inmenso que tiene varias terminales). No tengan miedo que el trolebús termina ahí, así que no pueden pasarse. En enero salía 6 pesos. En la Terminal conseguí el pasaje en la empresa OVNIBUS. Hay micros directos y otros con paradas intermedias. Yo tomé el de las 8:35 y tardó casi dos horas en llegar a Tula. De la Terminal de Tula a las ruinas tomé un taxi. Micro y taxi me salieron 63 pesos.
¿Por qué Tula? Fue la capital Tolteca. Lo más impresionante que pueden hallar son los Atlantes y, en un lejano segundo lugar, el palacio quemado con sus cuantiosas columnas. También hay un museo en el sitio y venden sombreros baratos. Si les gusta la arqueología tienen que ir.
No volví a tomar un taxi a la salida. Caminé hasta la avenida y tomé un colectivo al centro de Tula. Lo único destacable que tiene es la catedral y su forma de castillo. Cerca de la plaza principal compré un cuernito (especie de gran medialuna) relleno de jamón, queso, tomate, lechuga y palta (le quité el picante) en una panadería. Como el pueblo de Tula no me entusiasmaba mucho, caminé hacia la Terminal. Tomé un micro a Tepotzotlán, uno de los denominados pueblos mágicos. Salimos a las 14:20 y tardamos casi una hora y media. El colectivo me dejó junto a la ruta, así que tomé un taxi hasta el Museo del Virreinato. Realmente tengo que volver a Tepotzotlán. Sólo estuve unas horas y merece, como mínimo, un día entero. Es precioso!!! Yo llegué a eso de las 16hs y me arrepiento del poco tiempo que le dediqué. Es imperdible.
Más allá del museo conventual que visité, lo que me dejó boquiabierta es el templo churrigueresco de San Francisco Javier con sus retablos de oro. Cuando entramos todos nos quedamos anonadados. NUNCA VI ALGO ASÍ. Muy difícil hasta de retratar con la cámara.
El jardín de los naranjos, el mirador, la huerta y la capilla también son hermosas. Es para ir temprano, disfrutar del huerto y luego comer en la hostería del convento. Yo me quedé con las ganas. ¡Pienso volver!
Fuera del museo había una muestra de artesanos pero ya era tarde así que me volví al DF. No hizo falta caminar hasta la ruta. Frente al museo pasa un colectivo que deja en Toreo, frente a la estación Cuatro Caminos del Metro. Me bajé en Hidalgo, ya cerca del hotel.
Esa noche fui a comer al Shopping de la Alameda, a Tacco Inn donde pedí dos flautas pastor con gaseosa. Luego compré un yogurt en OXXO (En México OXXO te salva el bolsillo!!!).