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Este año fui a Salta, pero como era un congreso no recorrí mucho. Sólo visité La Caldera, una localidad cercana a la ciudad. Hay un colectivo que va directo a La Caldera cada 40 minutos. Yo lo tomé en Belgrano y 20 de febrero. El cartel dice 6 La Caldera.
La Caldera es un pequeño pueblo con una iglesia colonial del siglo XVIII, un Cristo penitente y un dique. El paisaje es hermoso. Está en la ruta de la yunga que lleva a Jujuy por camino de cornisa.
Hace dos años estuve una semana en Salta por vacaciones de invierno. Esa vez me hospedé en el Hostal de las nubes. Creo que es el más económico de la ciudad si buscan habitación con baño privado. La única contra es que se encuentra a ocho cuadras de la plaza principal. Es cerca, pero de noche no tan lindo. Este año necesitaba un sitio más cómodo, así que me quedé en la hostería Residencial Elena, que está a dos cuadras de la plaza principal y apenas si es un poco más caro que el anterior. Los dos son recomendables si uno quiere gastar poco y no ir a un hostel.
Bien, volvamos a julio del 2012. Llegué a Salta y desde el aeropuerto tomé el colectivo 8A que deja en el centro (desde la terminal sigue por avenida San Martín como la mayoría de los colectivos). No es lo ideal si van muy cargados o hace mucho calor porque el colectivo pasa por la avenida que está afuera del aeropuerto, a más de 300 mts.
Ese primer día decidí recorrer las iglesias: Nuestra Señora de la Candelaria, iglesia San José, Convento San Bernardo, Basílica y convento de San Francisco (hay visitas guiadas) y la Catedral. Otras iglesias que visité luego fueron la de La Merced y la de San Alfonso & santuario del Perpetuo Socorro (esta última tiene un ícono del siglo XIV).
Comí unas empanadas de queso de cabra en Lo de Juana Manuela y me fui a descansar al hostal. Esa misma noche contraté una excursión para el día siguiente. Si bien me gusta hacer los paseos por libre, en este caso me recomendaron tomar una excursión porque lo mejor era el trayecto, no el destino (y los micros locales no paran, por supuesto).
Bueno, al otro día me vinieron a buscar a las 7:15hs para ir a Cafayate. Amanecía cuando salíamos de la ciudad. Primero cruzamos el Valle de Lerma, lleno de pequeños pueblos y plantaciones de tabaco. Después vino lo mejor: La Quebrada de las Conchas. Me hizo acordar a las imágenes del Cañón del Colorado. Paramos para recorrer la Garganta del Diablo y El Anfiteatro. Impresionante. Hubiera querido más tiempo, eso sí.
En Cafayate visitamos la bodega Domingo Hermanos donde degustamos vinos y queso de cabra. Luego tuvimos tiempo libre. Algunos queríamos visitar el museo de arqueología, pero estaba cerrado. Compramos empanadas en Las Chuecas y, para no perder tiempo, las comimos en la plaza. Entramos a la catedral Nuestra Señora del Rosario (del siglo XIX) y terminamos la visita en Los helados de Miranda para probar helado de vino torrontés.
A las 14:30 comenzó el retorno. Nuevamente en la Quebrada de las Conchas paramos tres veces: en Los Castillos, La Yesera y Tres Cruces. Con la luz de la tarde era maravilloso.
Me dejaron en el hotel pasadas las 18hs. Cené locro en El Palacio por recomendación. También tienen empanadas muy ricas.