Tras el congreso de Estudios Clásicos en Salta, viajé directamente a Humahuaca con Balut en el micro que sale a las 15:30. Conseguí un hostal cerca de la terminal: hostal La Soñada. Es muy económico y tiene buen servicio. Lo único que me molestó un poco es que el camino desde la terminal (dos cuadras) es fundamentalmente de tierra y se complica cuando uno va con valija. También tengan en cuenta que no tienen baño una vez que uno deja la habitación. Es algo que deberían mejorar.
Llegué al hostal, dejé mis cosas y fui directo a cenar algo porque tenía hambre. El centro está a unas cuadras y allí hay varios restaurants. Yo entré al de la hostería Naty (no pregunté cuánto salían las habitaciones ahí) y pedí la especialidad de la casa: entrada de escabeches varios, llama al vino con papines y budín de pan con dulce de leche. La verdad es que el plato principal no me convenció mucho, pero me gustaron las pencas en escabeche. Me quedé un rato y terminé charlando con la gente del lugar.
Al otro día y, tras desayunar, fui a Uquía. Me acerqué a la terminal y me subí al primer micro que salía rumbo al sur. En quince o veinte minutos bajaba en la parada frente a la antigua iglesia de Uquía.
La iglesia de San Francisco de Paula fue terminada en 1691. En su interior se encuentra una famosa colección de ángeles arcabuceros de la escuela cuzqueña. Las pinturas son hermosas y, aunque uno no puede sacarles fotos, puede comprar reproducciones en postales o CD. El pueblo es mínimo. Más allá de la iglesia y de algunas artesanías, se puede visitar el cementerio y admirar los cerros colorados de la Quebrada de las Señoritas. El rojo de las montañas es impresionante. Volví a Humahuaca a tiempo para ver salir a las doce en punto al santo mecánico del reloj, frente a la plaza principal. Visité la Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Candelaria y el pequeñísimo museo Justiniano Torres Aparicio (nunca encontré al museo arqueológico abierto). Almorcé unas bananas que compré en el mercado.
A la tarde me sumé a una excursión al mirador El Hornocal. NO compren una excursión. Todos los días, al lado del puente de calle Salta hay 4×4 que salen hacia El Hornocal a las 15hs. Juntan gente y no sale más de cien pesos por persona. Yo conseguí lugar en una de las camionetas. Les recomiendo a Moisés o a su hermano Faustino. Para acceder al mirador del Hornocal hay que subir al cerro Santa Ana, a unos 4300 mts de altura así que ¡tener cuidado de no apunarse! Allí pueden deslumbrarse ante un cerro de 14 colores. Es apabullante y no muy conocido. Eso sí, vayan durante la tarde.
Al regreso a Humahuaca, subí al monumento a los Héroes de la Independencia y a la torre de Santa Bárbara (donde originalmente estuvo la primera iglesia).
A la noche estaba antojada con empanadas y comí unas riquísimas de carne en Pacha Manka (fritas, una delicia). Unas de las mejores que comí en mi vida.
Al otro día, arreglé con Moisés para ir a Sapagua. Como conseguí una compañera con quien abaratar el viaje, nos salió de nuevo 100 pesos a cada una. ¿Qué hay en Sapagua? «El pintado». Junto al cauce del río, pueden verse petroglifos que relatan la historia del lugar: desde la llegada de los inkas hasta la invasión española. Es fascinante.
«Las figuras grabadas revisten vital importancia, pues se trata de una de las mejores demostraciones de la penetración Inka en esta región. Así, se observan típicos motivos de serpientes, circunferencias, hachuelas ancoriformes (asociadas con la presencia incaica por su parecido con los tumis, elementos importantes en la ritualidad del imperio; aunque no todos los estudiosos concuerdan en esto), jinetes y escenas de lucha. Hay, asimismo, escenas cotidianas, de cacería, de guerra y de rituales mágicos.
Por las características morfológicas, técnicas y algunas superposiciones, los arqueólogos interpretan que los artistas corresponden a tres períodos distintos. El primero (sobre 1000 dC), es inmediato anterior a la llegada de los Inkas, donde se aprecian figuras de camélidos, algunos asociados a figuras antropomorfas.
Le sigue el período de la dominación por el Imperio inkaico, en el que aparecen principalmente las figuras serpentiformes. El último período es el de los tiempos de la rebelión (circa 1535 / 1580 d J.) De tal período es el notable petroglifo que muestra a un originario – a pié – con arco y flecha combatiendo a un español a caballo blandiendo algo como una larga lanza.» Fuente
Almorcé una ensalada regional de queso de cabra, choclo, tomate y quinoa en Aisito, un restaurant con música folklórica en vivo.
A la tarde fui caminando a Peñas Blancas, otro sitio de película. Como su nombre lo dice, uno puede ver los cerros blanquísimos. Tan blancos que con el sol las fotos parecían quemadas.
De un lado del camino, está el antigal (yacimiento arqueológico); del otro, una hermita a la Virgen de la Medalla Milagrosa. Desde Peñas Blancas se tiene una panorámica de Humahuaca.
De vuelta en Humahuaca, compré artesanías y papines.
A las 17:30 tomé el micro Evelia hacia San Salvador de Jujuy. En la capital me hospedé en el hotel Sumay, ubicado a una cuadra de la plaza principal. Esa noche caminé por la peatonal Belgrano y comí el menú económico en Subte (milanesas con papas fritas, coca y postre).
Al otro siguiente recorrí la Catedral, la iglesia de San Francisco, el km0 y el museo histórico que era el único abierto por ser feriado.
A las 12hs tomé la combi rumbo al aeropuerto. Todos los días sale de la esquina de Belgrano y Gorriti (junto a la Secretaría de Turismo) en tres horarios: 8, 12 y 19hs. Puede cambiar si se modifican los horarios de los vuelos.
Les paso los datos de Moisés, para hacer recorridos en Humahuaca y alrededores (Hornocal, Coctaca, Sapagua, Inca Cueva, Rodeo Colorado, Volcán Hilgueras, Santa Ana, Valle de la Luna – Cusi Cusi, Laguna de Pozuelos): 0388-154728227, 0388-154340401.