Etiquetas
Llegué a Jujuy en un avión tempranero así que a las 9:30 ya salía del aeropuerto de San Salvador. Desde ahí se puede tomar una combi al centro o a la terminal ($70). Tengan en cuenta que el aeropuerto no está tan cerca de la ciudad, a una media hora, en Perico. Los horarios de las combis están combinados con los de los vuelos de Aerolíneas Argentinas. Si quieren comunicarse con la empresa de las combis: cel 154322482, 154713600 – 4916107.
A mí me dejó a una cuadra de la Vieja Terminal de ómnibus (la nueva terminal es inmensa, pero por uso, la vieja es más útil por ahora). Allá recorrí todas las boleterías y conseguí un micro de Jama Bus que ya salía hacia La Quiaca y que, por supuesto, paraba en todas las localidades intermedias. Me salió 35 pesos. Corrí al baño de la terminal y me subí al micro. Tardé menos de dos horas en llegar a Tilcara.
Desde la terminal de Tilcara tomé un remise (15 pesos) hasta la hostería Canto del Viento. Antes de seguir voy a comentar algo sobre la cuestión hotelera en Tilcara. Yo buscaba una habitación con baño privado. La hostería que elegí, si bien quedaba un poco alejada del centro, era barata para todo lo que ofrecía: vistas espectaculares, habitaciones inmensas, bañera con jacuzzi, etc. La ubicación en un cerro no me molestó en principio, aunque tenía que caminar bastante para llegar al centro. El problema era volver y subir la cuesta. Por eso salía temprano y volvía tarde al hotel. Se hacía incómodo para ir a cenar y, si bien en la hostería aparentemente ofrecen servicio de cena, hay que avisar con mucha anticipación. La realidad es que uno se da cuenta de que no quiere cenar afuera cuando acaba de volver de una larga caminata y se le hace pesado pensar en volver a salir. Pero entonces ya es tarde para pedir la cena. Yo terminé comiendo sandwiches de milanesa de una despensa cercana. Si van en auto, no duden en elegir esta hostería, pero si van por su cuenta, en micro, piénsenlo bien. A la vuelta yo tenía que tomar el micro a las 7am. Estaba tranquila pensando en llamar un remise. ¡Cuál no fue mi sorpresa cuando me dijeron que a esa hora no había remises! La verdad es que hay taxis en el centro, pero uno tiene que arreglar antes con el chofer. Yo no tuve esa suerte y tuve que hacer todo este recorrido a pie y aún de noche con una valija de ruedas:
– bajar la cuesta de tierra y pedregal hasta la ruta, evitando a los perros.
– Caminar por la ruta hasta la entrada a Tilcara.
– Cruzar el puente.
– Caminar hasta la terminal.
Fue una experiencia horrible, pero sobreviví (y mi valija también).
Un matrimonio que conocí camino a Iruya me comentó de un albergue donde se quedaban, que era muy barato, cerca de la terminal. Me mostraron fotos y me pareció OK. Se llama Familia López y no aparece en internet (supongo que lo pueden preguntar en la oficina de turismo). También tenía habitaciones con baño privado. Creo que era sobre la calle Gorritti. Si en cambio prefieren un hostel, está el hostel Waira, también con buenos precios.
Ese primer día almorcé en «La chueca» (cerca de la terminal) y caminé hasta el sitio arqueológico de Pucará. ¡Guarden el ticket porque les permite ir gratis al museo!
El sitio arqueológico puede no tener la grandiosidad de Machupicchu, pero también impacta por su ubicación. No es estrictamente un pucará (fortaleza de defensa), sino que ahí vivía gente. Hay un centro ceremonial, una necrópolis, corrales. Todo bien restaurado.
Lástima que por hacer un monumento en forma de pirámide truncada destruyeron las ruinas que estaban debajo!!
A la noche aproveché el jacuzzi de la habitación y me acosté temprano.
Al otro día me levanté antes de las 7:30, desayuné y bajé al centro. Visité el museo arqueológico y de pronto me vi envuelta por decenas de sicuris. Como era la fiesta patronal de la Virgen del Rosario, había muchísima gente tocando música y llevando imágenes religiosas en la procesión. Fue emocionante.
Luego me anoté en la excursión a las cuevas de Waira. Los paseos son organizados por la oficina de turismo de Tilcara. Salen 120 pesos por persona (+$10 para la comunidad indígena que vive allá) y tienen dos horarios: a las 9 de la mañana y a las 15hs. Sin embargo, por el tema de la procesión, nosotros salimos después. Casi de casualidad. El guía que nos llevó se llama Cachamay y lo recomiendo. La subida es cansadora pero no imposible. Entramos a dos cuevas: en la primera a gatas, en la segunda de costado y con velas. La primera cueva tiene salida del otro lado y uno puede ver los castillos de Huichaira. Es espectacular. En la segunda nos vimos sumidos en completa oscuridad. El regreso es fácil. Les aconsejo ir. Lleven ropa cómoda que se pueda ensuciar y ¡nada de ojotas! Ah! Y una botella de agua.
De regreso en el centro de Tilcara, comí unos tamales y 1/4 de helado riquísimo (crema norteña y uva) en una heladería cuyo nombre no recuerdo pero sé que estaba en una esquina. Compré alfajores en El Molle, que todavía estoy comiendo con deleite y unas facturas en una panadería.
Un poco de publicidad a Cachamay. Excursiones por toda la quebrada y puna jujeña. Tel 0388-155367984 cachatilcara@hotmail.com Facebook